por Omar Cancino Sotelo
Twitter: @cancino_omar
“Cuando una lengua muere, también muere con ella la forma de pensar y actuar”
Recuerdo con emoción la mirada inocente de Emilio. En ella no observo ningún tipo de odio, ni rencor hacia los demás.
Pero, lo que si veo en ese rostro; es un sentimiento de esperanza, el cual nosotros como habitantes del País de las Nubes no debemos olvidar.
Quienes tuvimos la fortuna de asistir el sábado por la tarde a la Casa de la Cultura Choco Mixteca recibimos una fuerte “sacudida” que nos invita a la reflexión.
Nicolás Sánchez Rojas, quién dirige y escribe de manera talentosa Snuu viko (El lugar de las nubes y algunas palabras perdidas) es un regalo que no tiene precio.
Es cierto, a veces; estamos tan preocupados por aprender otros idiomas que olvidamos de momento nuestra gran riqueza cultural.
En Snuu viko, el director de la cinta nos presenta a Emilio; un niño mixteco, que gusta de jugar futbol como cualquier otro de su edad.
Para esto, Sánchez Rojas nos enseña en medio de una fotografía que impacta a los presentes, los paisajes tan hermosos de la Región Mixteca, el difícil camino de todos los días hacia la escuela.
Para unos, el centro escolar ésta cerca, para Emilio, el camino es más complicado. Eso no importa porque su mamá como toda madre de familia quiere que su hijo salga adelante.
Y no se equivoca porque el deseo de aprender y superación existe en él.
Lamentablemente, a su corta edad tiene que enfrentar un dilema que ha lastimado por años a su comunidad: En casa, se habla la lengua de la lluvia, esa que le prometió a su mamá grande siempre hablar, pero en la escuela; los maestros solo quieren el español.
Es el choque de dos formas de ver y entender el mundo que nos rodea. Y, parecería que estuviéramos en los primeros años de la conquista.
La mala noticia es que nos encontramos en pleno siglo XXI y donde se supone que la “evolución” de la humanidad en conocimiento es superior.
Ese es el otro México, que muchos niegan que existe, donde la desigualdad del ingreso, la discriminación y la marginación hacen que las promesas de los políticos sean un insulto.
Hablar inglés es importante, pero también lo es conservar y aprender la lengua de la lluvia, aquella que se aprende de nuestra gente grande, nuestros abuelos (Sa´an savi)
Música para después de dormir
Y no sólo disfrutamos de Snu Viko ese sábado por la noche. También Nicolás Sánchez Rojas nos compartió su cortometraje ganador del Premio Ariel en 2014: “Música para después de dormir”.
En estos tiempos, donde las redes sociales predominan, es bonito recordar el romanticismo que producía recibir el correo, pero aquel de puño y letra, el que no se guarda en una bandeja de entrada, sino en un lugar especial.
Ese es el comienzo de la historia, donde el hijo tiene que salir en busca del sueño americano y dejar a sus seres queridos, pues en su tierra las oportunidades son limitadas.
No siempre recibir el correo es señal de buenas noticias. Así que los padres del hijo que se fue hace años saben que él ha muerto en una región desconocida.
Es el drama de muchos de nuestros migrantes. Se van, pero con la incertidumbre de saber si podrán regresar un día.
El padre, músico por experiencia de la vida y no por estudio, quiere darle una despedida llena de amor, por eso sale en busca de sus compañeros de banda que se han dispersado, puesto que esa tradición empieza a morir.
Una vez más, Nicolás Sánchez Rojas, nos regala unos paisajes hermosos de la Región Mixteca.
La música hecha por Rubén Luengas, conjugan de manera contagiosa el dolor y el amor de ese momento.
El mensaje es claro: No olvidemos el valor de nuestra lengua y costumbres.
En corto: Aplaudo el esfuerzo del director del Centro de Desarrollo de la Cultura Choco Mixteca y de nuestro talentoso Elmar Mendoza por impulsar estos eventos.
¡Que sean muchos más!